La última jornada de la 48.ª Semana de Humanidades de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao (ACMB), ha concluido con un repaso a la ética, la investigación y la salud emocional, dentro del marco general temático ‘La labor del personal sociosanitario frente a la pandemia’. La Semana de Humanidades se ha desarrollado del 23 al 25 de marzo, se ha podido seguir libre y gratuitamente en Internet en la web www.acmbilbao.org y cuenta con el patrocinio de la Diputación Foral de Bizkaia e IMQ. Esta última jornada ha tenido como moderador a Javier Ogando, presidente de sección de Salud Mental y Toxicomanías de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y ha contado con la presencia de Francisco L. Dehesa, vicepresidente veterinario de esta institución.
En la clausura, habló en primer lugar Lourdes Zurbanobeaskoetxea, presidenta del Comité de Ética de Intervención Social de Bizkaia, jefa del Servicio de Valoración y Orientación y Coordinadora Sociosanitaria de la Diputación Foral de Bizkaia, quien presentó los ‘Dilemas éticos de la pandemia’.
La experta desgranó cómo al inicio de la pandemia se planteó la actuación “como una guerra contra un virus que nos quería matar. Se primó el valor de la salud biológica y la supervivencia, olvidando que la salud es algo más que sobrevivir, es algo más que no enfermar; es tener capacidad de desarrollar un proyecto personal y social, de amar, de cuidar y ser cuidados y cuidadas. Se dejó fuera de la toma de decisiones valores que hasta entonces habíamos considerado fundamentales como la libertad, la integralidad, la personalización de la atención y la dignidad al final de vida”.
La urgencia de la situación “ha llevado a una toma de decisiones sin tiempo para pensar y reflexionar suficientemente sobre las consecuencias de esas decisiones en las personas afectadas por las mismas. Se han aplicado medidas uniformes para personas muy vulnerables y que tienen situaciones muy diversas, por lo que las mismas medidas no les han afectado por igual. Y sobre todo, han sido mantenidas quizá demasiado tiempo”, valoró la presidenta del Comité de Ética de Intervención Social de Bizkaia.
Zurbanobeaskoetxea manifestó que las decisiones de los expertos se han basado “en criterios científicos, que deben por supuesto estar en el centro de las mismas, pero debemos incluir en dichas decisiones otros valores fundamentales que pueden resultar lesionados. La ciencia no puede por sí sola decir qué decisión tomar. Es necesario tomar tiempo para reflexionar sobre qué debemos hacer, de responsabilizarnos sobre lo que hacemos, y deliberar para encontrar respuestas prudentes y acordar qué valores y virtudes queremos proteger y desarrollar”.
A continuación Isabel Alonso Durana, enfermera especialista en Salud Mental de la Red de Salud Mental de Araba (Osakidetza) y jefa de estudios de la Unidad Docente de Enfermería de Salud Mental de Osakidetza, habló sobre ‘Investigación en cuidados: impacto de la pandemia en los profesionales de la salud’. Según declaró, “la pandemia por COVID-19 ha originado en los profesionales de la salud que trabajan dentro del sistema sanitario y sociosanitario una alta prevalencia de problemas de salud mental como son la ansiedad, la depresión, el estrés, el insomnio y el estrés postraumático”. Estos problemas de salud “no solo afectan en el ámbito personal sino que también lo hacen en el ámbito profesional, pudiendo repercutir en la calidad de los cuidados que se prestan a la población”.
Para la enfermera, “los sistemas sanitario y sociosanitario deben implantar acciones que vayan dirigidas a proteger la salud mental de los profesionales de la salud. Por ello, es fundamental llevar a cabo estudios de investigación de tipo longitudinal que ayuden, por una parte, a conocer cómo esta pandemia impacta sobre ellos a medio y largo plazo en las esferas personal, laboral y familiar, y por otro lado, establecer qué intervenciones son las más eficaces para que ayuden a estos profesionales a aumentar las estrategias de afrontamiento y la resiliencia frente a esta situación de crisis sanitaria que se está viviendo y que además se perpetúa en el tiempo”.
Por último, José Andrés Martín Zurimendi, secretario del Consejo Asesor de Salud Mental de Euskadi y jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Galdakao-Usansolo, hizo un repaso en su alocución al ‘Programa de apoyo emocional para pacientes y profesionales de Osakidetza’. Tal y como puso de relieve, “la identificación de la necesidad del apoyo emocional a pacientes, familiares y profesionales obedece a la situación de crisis sanitaria motivada por la gran incidencia de la infección por COVID-19. Este apoyo se extendió a todas las Organizaciones de Osakidetza promovidas desde el Consejo Asesor de Salud Mental del Departamento de Salud”.
La necesidad de apoyo emocional “surge desde el primer momento en el que se desencadena la crisis, favoreciendo así una mejor evolución de las personas atendidas y evitando secuelas postraumáticas, y se mantiene en el tiempo, durante la persistencia de la epidemia”, destacó el psiquiatra. “Es una práctica que surgió de manera espontánea, sin una planificación previa y a iniciativa de los profesionales de los servicios de Psiquiatría y los centros de Salud Mental, y desde sus diferentes visiones profesionales: psiquiatras, psicólogos y enfermeros de salud mental. Está orientada a apoyar a los propios profesionales de Osakidetza, al resto de compañeros y compañeras de las Organizaciones Sanitarias Integradas y a las personas directamente afectadas por la enfermedad y a sus allegados, en un momento de crisis, de aislamiento, de soledad, de incertidumbre, cuando no de fallecimientos, con necesidad de elaboración del duelo por parte de los familiares de las personas con peor evolución”.
Programa de apoyo emocional para pacientes y profesionales de Osakidetza se constituyó “en base a unos objetivos y a unos indicadores consensuados entre todas las organizaciones de Osakidetza. El programa cuenta con accesos directos a través de teléfonos específicos y se complementa con actividades grupales de apoyo emocional, actividades de autocuidado y de relajación, y de formación continuada. Se fomenta así una visión menos medicalizada y tecnificada de la enfermedad, sobre todo en esta fase de crisis, y favorece una mejor relación en la interacción entre pacientes, familiares y profesionales y de los profesionales entre sí, contribuyendo de este modo a una visión más emocional y más humanizada de la asistencia”, concluyó José A. Martín Zurimendi.
La XLVIII Semana de Humanidades estuvo organizada por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao (ACMB) con el patrocinio de la Diputación Foral de Bizkaia y el Igualatorio Médico Quirúrgico (IMQ), así como con la colaboración del departamento de Salud del Gobierno Vasco, el Servicio Vasco de Salud-Osakidetza, la Facultad de Medicina y Enfermería y la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU), la Universidad de Deusto y Mutualia. De manera paralela, las conferencias se vieron acompañadas por la XLVIII Exposición antológica de académicos pintores y por la XLII Semana Fotográfica, que se pueden visitar igualmente de manera virtual en la web www.acmbilbao.org.