Por el doctor Jordi Moya Riera.
El dolor sigue siendo el principal problema de salud en Europa y el que con mayor frecuencia obliga a recurrir al médico. Se considera que cerca del 60% de las consultas médicas se motivan por dolor. Se estima que el dolor se encuentra entre una de las diez enfermedades que más impacto tiene en los presupuestos de cuidados de la salud. Sus costes no sólo los paga el paciente (por lo que gasta en tratamientos o pérdida de tiempo de ocio y deterioro en la calidad de vida), sino que también repercuten muy negativamente en los sistemas de salud (exploraciones, terapias, consultas.) y en la sociedad en general (pérdida de productividad, estrés, pérdida de beneficios.).
La necesidad social y sanitaria del tratamiento del dolor es incuestionable desde el punto de vista humanitario, está apoyado por la legislación vigente y es un derecho de todos los españoles.
En el clima económico actual, los sistemas sanitarios europeos se enfrentan ahora más que nunca a las dificultades asociadas al recorte del gasto sanitario a fin de reducir el déficit del sector público. Los afectados por el dolor crónico solicitan frecuentemente atención sanitaria y, en un informe reciente, se calcula que el gasto total de los sistemas sanitarios europeos en el tratamiento del dolor crónico alcanza los 300 millones de euros. Del total del gasto, se estima que un 90% es atribuible a costes indirectos, como la pérdida de productividad, la seguridad social y los subsidios.
Con el fin de mejorar el conocimiento del dolor crónico y destacar el impacto que éste causa en quienes lo sufren, se ha llevado a cabo una encuesta europea por Boston Scientific, titulada ‘La verdad sobre el dolor’ con la participación de Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y España, donde la Asociación Española Contra el Dolor: SINE DOLORE ha colaborado activamente junto a otras asociaciones Europeas miembros de la “Pain Alliance Europe”
Las principales conclusiones basadas en este estudio y la bibliografía prexistente son:
1. El dolor crónico afecta a 1 de cada 5 adultos en Europa
2. Las personas aquejadas de dolor crónico lo sufren durante una media de 7 años
3. Un 68 % de los encuestados siguen padeciendo dolor durante más de 12 horas al día a pesar del tratamiento
4. Se estima que el coste total de los sistemas sanitarios en toda Europa alcanza los 300.000 millones de euros
5. Casi un tercio de los pacientes afirma haber recibido poca información sobre las nuevas opciones para tratar el dolor.
6. Más de un tercio de los encuestados refieren dificultades para llevar a cabo tareas rutinarias sencillas, como ducharse o bañarse, vestirse, limpiar e ir a la compra. La capacidad de realizar ejercicio físico es la más afectada por el dolor crónico, con un 79%. Más de un tercio encuentra difícil conducir o incluso salir de casa.
7. Sentir dolor durante mucho tiempo puede tener un efecto devastador, que lleva al aislamiento del afectado. Muchas personas con dolor crónico muestran una tendencia a la depresión o a la dependencia de fármacos.
8. Más de un tercio de los encuestados creen que el dolor crónico afecta a su vida laboral más que ningún otro aspecto. Aunque muchos afectados siguen trabajando, la encuesta halló que el 42 % de los encuestados no cree que sus empleadores les hayan facilitado el apoyo o los recursos suficientes para desempeñar su trabajo mientras sufrían dolor crónico. Los encuestados refieren una media de 12 días de baja laboral en los 12 meses precedentes debido a su trastorno. Algo más de un tercio (36%) afirma también haber perdido oportunidades en el trabajo.
9. Aproximadamente un tercio afirma que el dolor crónico ha tenido un efecto negativo en los ingresos familiares, con una reducción del 31% en toda Europa. Esto resulta particularmente preocupante teniendo en cuenta que algunas personas con dolor crónico se ven obligadas a costear el apoyo que necesitan mediante la realización de actividades que ya no son capaces de desempeñar, como las tareas domésticas.
10. Sigue existiendo un alto grado de necesidad insatisfecha para los millones de afectados en toda Europa, quienes, aun habiendo probado varios tratamientos y, en algunos casos, haber sido objeto de numerosas operaciones, afirman seguir sufriendo diariamente este trastorno debilitador.
11. Las personas con dolor crónico acuden a un profesional sanitario una media de 13 veces en 6 meses, el doble de las consultas realizadas por la población adulta en general.
12. Aunque se han producido avances en el tratamiento del dolor crónico a lo largo de los años, los medicamentos convencionales, como los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los antineuropáticos y los opiáceos siguen constituyendo el grueso del tratamiento actual.
13. La encuesta halló que, por término medio, uno de cada diez (14 %) afectados por lumbalgia crónica se ha sometido a cirugía vertebral. De ellos, un 3% no ha obtenido resultados positivos con la cirugía. Para muchos de los afectados, los métodos convencionales con fisioterapia, medicamentos o cirugía no son la solución.
El dolor crónico, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a más del 20% de la población. Por ello es considerado por dicho organismo mundial como una enfermedad y, al igual que cualquier patología crónica, requiere un tratamiento continuado, multidisciplinar controlado por especialistas en el tratamiento del dolor.
El dolor es un problema que afecta a todos, sin distinción de profesión o condición social, no respeta a niños, ni ancianos; no discrimina por sexo, raza o credo; no tiene preferencia por el norte o el sur. Es un enemigo astuto, que muchas veces se oculta sin dar la cara en análisis o pruebas de imagen y que mina la resistencia física y psíquica de las personas.
El dolor crónico en muchos casos, se puede renombrar como «dolor total», al ser un problema multidimensional compuesto por varios aspectos: uno bien conocido por los médicos, es el aspecto físico-biológico, pero coexisten, no siempre con el mismo peso en el valor del «dolor total», un aspecto emocional, otro social y un último, quizá el más relevante en los momentos de finales de la vida que nos enfrenta a preguntas trascendentales, el aspecto espiritual. Todas estas facetas del dolor influyen en su intensidad y, si quienes se proponen aliviarlo, no comprenden este concepto de «dolor total», y se trata de manera parcial, es muy probable que no obtengan todo el éxito en su tratamiento.
Para dar una salida a estos pacientes existen las Clínicas del Dolor, donde médicos especialistas, realizan un abordaje integral del problema, no solo tratan el dolor sino que alivian el sufrimiento y sobre todo aumenta la calidad de vida de los pacientes víctimas de esta enfermedad epidémica e invisible que es el dolor crónico.
La Asociación Española de Pacientes contra el Dolor: Sine Dolore, quiere concienciar a las instituciones y a la opinión pública de la necesidad de una atención especializada a los pacientes con dolor de nuestro país. Sine Dolore está integrada en el Foro Español de Pacientes y en la Pain Alliance Europe (PAE) (www.pae-eu.eu), junto a asociaciones de otros países, lo cual hace que constituyan una gran familia Sine Dolore a escala mundial contra el Dolor.
Pero para que iniciativas como Sine Dolore (www.sinedolore.org) tengan la fuerza necesaria para desenmascarar al dolor, haciéndolo visible y por lo tanto más vulnerable, es necesario el apoyo social y no solo de ese 20% de la población que lo padece y de su entorno cercano. Hay que aunar esfuerzos contra este mal que vive entre nosotros pero que no se ve y no se puede medir, pero que sí se puede aliviar, aunque la causa que lo produzca no tenga cura (artrosis, neuralgias, lumbalgias, cervicalgias, fibromialgia, osteoporosis, cáncer, etc.).