Ante la reciente investigación que ha publicado la revista ‘Science’ y establece un posible vínculo entre el virus de Epstein-Barr (VEB), que provoca la mononucleosis infecciosa o ‘enfermedad del beso’, y la esclerosis múltiple (EM), Mar Mendibe Bilbao, directora científica del Instituto de Investigación Biocruces Bizkaia y neuróloga del Hospital Universitario Cruces, ha advertido de que “la infección por el VEB es una condición necesaria, pero no suficiente para desarrollar la EM”. La especialista ha compartido esta afirmación en la jornada que ha celebrado la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao (ACMB) el miércoles, 9 de febrero.
Esta actividad formativa y divulgativa, que ha sido organizada por la sección de Gestión y Calidad Asistencial de la ACMB y la Asociación de Esclerosis Múltiple de Bizkaia (ADEMBI) ha sido presentada por Ricardo Franco, presidente de la Academia, y Javier Ormazabal, presidente de la Asociación de Esclerosis Múltiple de Bizkaia (ADEMBI), y ha contado con la participación de Leire Avellanal, médica y paciente de EM, y la ya mencionada Mar Mendibe.
Avances sobre la esclerosis múltiple
La EM es una enfermedad compleja, autoinmune, y de causa multifactorial en la que están involucrados factores ambientales y genéticos. La epidemiología de esta patología ha ido evolucionando con los años. Hoy en día, su prevalencia ha aumentado sobre todo en un sector de la población: las mujeres adultas.
En la actualidad se desconoce el origen de esta enfermedad, pero, tal y como explica Mendibe, “dese hace más de 30 años se investiga sobre la influencia de los factores ambientales en la EM. Se han estudiado distintos virus, sobre todo de la familia del herpes, entre los que se encuentra en Epstein Barr. Este virus se transmite sobre todo por saliva, aunque también puede hacerlo por la sangre o vía sexual. El VEB durante la infancia o adolescencia puede producir una infección leve, asintomática o, en el 40% de las ocasiones, provocar mononucleosis infecciosa o ‘enfermedad del beso’. En este punto, Mendibe ha querido destacar que “más del 95% de la población ha estado en contacto con el Epstein Barr, pero solo una proporción muy baja desarrolla EM”.
Otra de las grandes vías de investigación que se está explorando es la predisposición genética. “La esclerosis múltiple no es una enfermedad hereditaria, pero existe cierta predisposición genética. De hecho, se han estudiado más de 200 genes que podrían estar involucrados con el origen de esta patología, que, en la mayoría de ocasiones, están relacionados con la respuesta inmunitaria”, ha indicado Mendibe.
Respecto a la vinculación entre el VEB y la EM, la directora científica del Instituto de Investigación Biocruces Bizkaia ha explicado que “a raíz de esta hipótesis, se empiezan a plantear otras líneas de investigación en inmunoterapia o vacunas contra este virus. De hecho, la hipótesis actual es: ¿si vacunáramos en la infancia a todos los niños frente la VEB se podría prevenir la EM? Es una línea de investigación muy interesante que pone sobre la mesa el concepto de prevenir la esclerosis múltiple”. Ahora bien, Mendibe también ha añadido que “esta posibilidad es una de las muchas abiertas hoy en día que permite mostrar cierto optimismo, pero siempre manteniendo la prudencia”.
El trabajo de ADEMBI
ADEMBI, entidad que junto a la ACMB organiza esta jornada, trabaja desde hace más de 35 años para mejorar la calidad de vida de las personas con EM. El 80% de las personas afectadas por esta patología en Euskadi forma parte de esta asociación.
“Desde ADEMBI trabajamos para defender los derechos de las personas con esclerosis múltiple, sensibilizar a la sociedad sobre esta enfermedad; y apoyar la innovación e investigación de esta patología, especialmente a través de las nuevas tecnologías. Cada semana, 300 personas con EM reciben servicios y apoyos a través del centro de rehabilitación integral en Bizkaia y 16 personas tienen su hogar en la residencia, de titularidad foral, que la entidad gestiona desde hace una década”, ha explicado Ormazabal.