Bilbao, 16 de abril de 2015.- La novena edición de los premios Dr. José Carrasco – D. Máximo de Aguirre ha reconocido la consolidada labor de la Clínica IMQ Zorrotzaurre en el cuidado de la salud de los vascos a lo largo del siglo XXI, así como al colectivo de médicos que a lo largo de los años han prestado sus conocimientos y servicios en el desarrollo de la Vuelta Ciclista a España. Los doctores Fernando Astorqui, Juan Mari Irigoyen, Domingo Grande, Félix M. Cabezas, Mikel Martínez Ortiz de Zarate, José I. Lara Fernández e Isidro Salinas (primer médico de la Vuelta, ya fallecido) atesoran kilómetros y kilómetros de servicios en carretera.
Los premios Dr. José Carrasco – D. Máximo de Aguirre son concedidos por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y la Sociedad Bilbaina y recompensan la labor de integración de las ciencias de la salud en la sociedad civil por parte de personas e instituciones
El acto de entrega de los premios, tendrá lugar mañana viernes, 17 de abril de 2015, a partir de las 20:00 horas en la Sociedad Bilbaina, bajo la presidencia compartida del presidente de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao (ACMB), Juan Goiria, y el presidente de la Sociedad Bilbaina, Germán Barbier. En el acto estarán presentes el presidente de IMQ, Pedro Ensunza; el consejero director general de Clínicas de IMQ, Nicolás Guerra; Marisa Arteagoitia, directora de Planificación del Gobierno Vasco; el concejal de Salud y Consumo; Mariano Gómez; el decano de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, Enrique Hilario; la presidenta del Colegio de Enfermería de Bizkaia, María José García Echaniz; los vicepresidentes del Colegio de Médicos de Bizkaia, José María Beltrán de Heredia y Juan Gondra y el doctor Ricardo Franco Vicario, maestro de ceremonias del acto, entre otros.
Clínica IMQ Zorrotzaurre
La Clínica IMQ Zorrotzaurre se inauguró a principios de 2012 y es el mayor centro sanitario privado de Euskadi. Su apertura supuso un hito para IMQ, puesto que la clínica es el emblema que marca el rumbo de la aseguradora con un proyecto integral que brinda un servicio de calidad en el que la atención al paciente y los medios tecnológicos de última generación son los pilares de su oferta.
Enclavada en el área de Zorrotzaurre de la capital vizcaína, y con una superficie de 26.000 m2 construidos, cuenta con 157 habitaciones (quince son suites), siete quirófanos, dos quirófanos menores y sala de endourología, bloque obstétrico con cinco salas de dilatación, dos paritorios y un quirófano de cesáreas, una unidad de recuperación post-anestésica con doce boxes, una unidad de cuidados intensivos con catorce boxes, un hospital de día médico-quirúrgico con 18 boxes, un hospital de día oncológico con once boxes, 46 consultas externas y catorce salas de exploración. También dispone de cuatro salas de endoscopia, doce boxes en el servicio de urgencias y tres boxes en urgencias pediátricas, servicio de radiodiagnóstico, laboratorio y un largo etcétera.
Su completa cartera de servicios, con todas las especialidades médicas y quirúrgicas, unida a una tecnología de vanguardia, sus instalaciones funcionales y de gran confort y, sobre todo, un amplio cuadro médico, acreditado y con gran experiencia, convierten a la Clínica IMQ Zorrotzaurre en el centro de referencia de la sanidad privada en Euskadi.
La clínica cuenta con tecnología médica de última generación como el Robot Da Vinci, y el acelerador lineal para radioterapia más avanzado del Estado. Entre las especialidades que ofrece, se pueden citar su Unidad de Oncología, la Unidad Materno-infantil, la Unidad de Cardiología y Hemodinámica, y la Unidad de Urología.
Asimismo, es el único centro sanitario de Euskadi acreditado por la Joint Comission International. Además, su servicio de Urgencias cuenta con la acreditación como Servicio de Excelencia por parte de la SEMES y ha sido el primer centro del Estado en el que un médico ha verificado externamente sus datos clínicos por AENOR (cirugía cardiovascular).
Médicos de la Vuelta Ciclista a España
En 1972, Fernando Astorqui recogió el testigo del Dr. Isidro Salinas; primer médico de la Vuelta Ciclista a España y, posiblemente, pionero de esa especialidad hoy llamada Medicina Deportiva. A Isidro Salinas le dio un infarto, y después de 25 años como único médico oficial de la vuelta ciclista, hubo de abandonar, dejando la responsabilidad en manos del propio Fernando Astorqui que llevaba ya tres años acompañándole. El siguiente en incorporarse fue el cardiólogo Juan Mari Irigoyen.
Durante 60 años a la Vuelta le fue suficiente un solo médico para todo el pelotón, Isidro, Fernando y Juan M.ª se encontraron solos frente a los forúnculos, las bronquitis y el miedo a las caídas. Con el tiempo, otros colegas altruistas se fueron incorporando a esta tarea, configurando el servicio médico de la Vuelta: los doctores Txomin Grande, Félix Cabezas, Mikel Martínez, José Ignacio Lara, Tomás Rodríguez, Luis Ortiz Vigón y la colaboración de los enfermeros Andoni Haza y Moisés Sebastián. Entre ellos recuerdan las historias que a continuación se relatan.
El danés del PDM Udo Pedersen, el tricampeón de la vuelta, el suizo del equipo CLAS, Tony Rominger, sufrió una caída, golpeándose la cara y la cabeza contra el suelo. El Dr. Astorqui advirtió la existencia de una conmoción cerebral. Lo enganchó al vehículo mientras examinaba su comportamiento: mirada ausente, signos de desorientación (no sabía si estaba en el Giro, en el Tour ni el color del mallot que llevaba puesto, ni tan siquiera lo que le había ocurrido). Seguía pedaleando como un autómata. Se planteó la difícil decisión de apartarlo de la carrera, lo cual suponía perder la Vuelta. Su médico, tras consultar con el director del equipo, Juan Fernández, decidió no retirarlo. Afortunadamente comenzó a mejorar cognitivamente, terminando sin problemas la etapa y proclamándose además vencedor de la Vuelta.
Raimon Dietzen atravesaba el oscuro túnel de Cotefablo, en el transcurso de la etapa Zaragoza-Jaca (1989). Se oyeron gritos de “caída, caída” seguidos de un estruendo metálico, vocerío de ciclistas caídos en el asfalto. Valorada con gran dificultad la situación de los heridos, dadas las condiciones de oscuridad del túnel, el equipo médico (Dr. Cabezas, Dr. Astorqui y el enfermero Andoni Aza) se percató de que Dietzen estaba en una situación precomatosa, con anisocoria (pupilas de diferente tamaño), que presagiaban la existencia de un hematoma intracerebral. Afortunadamente salió vivo y sin secuelas.
En la Vuelta de 1983 en la etapa de Santiago de Compostela- Lugo, atravesando la ciudad de A Coruña, de la balconada de uno de los edificios cayó sobre el pelotón de los ciclistas un perro pastor alemán de casi 70 kilos, derribando a unos 20 o 30 corredores. Entre los más afectados estaban el belga Ludo Loos y el mallorquín Jaume Salvá. Inmediatamente el equipo médico compuesto por los doctores Grande y Astorqui, inició las labores de socorro, percatándose de que el ciclista balear estaba en parada cardiorrespiratoria, ahogándose en su propia hemorragia que manaba copiosamente por la nariz y por la boca. El propio doctor Astorqui, especialista en reanimación, consiguió sacarlo adelante aspirando con su boca, a través de un tubo, la sangre del ciclista hasta que llegó una ambulancia con UVI para su traslado.
Todos estos dramáticos sucesos tuvieron su parte positiva ya que a partir de entonces la empresa organizadora de la vuelta, UNIPUBLIC, fue mejorando año tras año la dotación de atención médica a los ciclistas, hasta el punto de que hoy en día cuentan con una UVI móvil, helicóptero, iluminación en túneles y algo muy importante: la obligatoriedad en la utilización del casco.