Bilbao, febrero de 2014.– ¿Hasta cuándo podemos vivir? Ésta es la sugerente pregunta a la que el investigador Óscar Millet, coordinador del Programa de Metabolismo y Enfermedad del CIC bioGUNE, ha tratado en Bilbao en la conferencia homónima que abre la XLI Semana de Humanidades de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao. La charla se ha impartido en la sede del Colegio de Abogados de Bizkaia (Rampas de Uribitarte, 3).
Tal y como ha adelantado el investigador con motivo de su conferencia, “la senescencia (envejecimiento) es un factor de riesgo para la práctica totalidad de las enfermedades y constituye el único común denominador de muchas de ellas, constituyendo el verdadero límite a la longevidad. Por ejemplo, el gran factor de riesgo de patologías tan importantes como el cáncer, la diabetes o el ictus es el envejecimiento; actuar sobre el mismo con éxito, reduciría la incidencia de éstas y otras enfermedades”
El experto ha recordado que a lo largo de la historia, la expectativa de vida se ha mantenido relativamente constante entre los 30 y los 40 años hasta bien entrado el siglo XX. “Sin embargo, en el pasado siglo se han producido una serie de desarrollos científicos acompañados de una mejor racionalización de las condiciones higiénicas de las zonas urbanas que han conducido a un drástico incremento en la esperanza de vida. Esta mejora de la cantidad y la calidad de nuestra vida ha alentado la idea de que no existe un límite teórico a la esperanza de vida y que el progreso científico y médico debiera conllevar la hipotética cura de todas las enfermedades que aún nos afectan”.
Las bases del envejecimiento
“Para aumentar la esperanza de vida es preciso entender las bases moleculares de los procesos de envejecimiento”, ha señalado el doctor Millet. Actualmente, existen cuatro áreas que aportan una respuesta más clara frente al proceso de envejecimiento: “los avances más significativos en el conocimiento de los diferentes procesos tisulares y subcelulares que afectan al envejecimiento son la deriva genética, los telómeros, el estrés oxidativo y la relación entre senescencia y el cáncer o la dieta (dietas hipocalóricas)”.
Telómeros
Los telómeros, regiones de ADN no codificante que, regulados por la telomerasa, se sitúan al final de los cromosomas y que están relacionados con la división celular y con el tiempo de vida de las células, “se erosionan cada vez que hay una división celular. Al ser cada vez más cortos, aumenta la dificultad para que la célula se pueda duplicar, lo que lleva a limitar su vida y su reproducción, dando lugar al envejecimiento. Sin embargo, recientes estudios del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, entre otros, han evidenciado que a través de un tratamiento genético actuando sobre los telómeros, se alarga la vida de las células e incluso, de los animales de laboratorio, frenando el proceso de envejecimiento”.
A pesar de estos avances, “existe un problema que puede originar la terapia sólo con telómeros, que es la proliferación demasiado grande de las células, que puede dar origen a un cáncer. Frente a esto, otra terapia centrada en la elevación de la proteína p53 (responsable de la detención del ciclo celular en caso de mutación) ha conseguido evitar que las mutaciones se perpetúen. Por eso, actualmente se trabaja en un doble abordaje para frenar el envejecimiento: actuar sobre la telomerasa y sobre las proteína p53”.
Dietas hipocalóricas
Otros estudios realizados en laboratorio con ratones “han puesto de manifiesto que el mantenimiento de una dieta variada pero con sólo el 60% de las calorías que normalmente son necesarias, aumenta efectivamente la vida de estos animales. Sin embargo”, ha puntualizado el investigador, “se produce un reajuste del metabolismo en las células de estos animales, salvaguardando las funciones básicas del organismo, pero reduciendo igualmente su actividad”. De este modo, el ratón de laboratorio vive más tiempo, pero teniendo una actividad más reducida.
Estrés oxidativo
“De manera sintética, el estrés oxidativo está generado por un exceso de radicales libres en el interior de las células que dañan componentes de las mismas, incluido su ADN. Así, se conoce que en el ser humano el estrés oxidativo puede desempeñar un papel muy importante en el envejecimiento, al igual que ocurre en diversas patologías”.
Como mucha gente ya conoce, “la ingesta de alimentos ricos en antioxidantes, como muchas frutas y verduras, combate este estrés oxidativo. Sin embargo, es importante precisar que los radicales libres también son productos intermedios del metabolismo, en el normal devenir de la función celular”.
Deriva genética
Los genes de las células del organismo, a lo largo de su vida, van acumulando mutaciones. “La deriva genética es junto con la selección natural, la mutación y la migración, uno de los mecanismos básicos de la evolución. Su funcionamiento, hace que se acaben seleccionando los genes que tienen mayor incidencia en estadíos tempranos de la vida. Es por esto por lo que hay personas que sostienen que muchas enfermedades ligadas al envejecimiento aparecen debido a que no ha habido presión evolutiva en las enfermedades que aparecen al final de la vida y que están aumentando su incidencia en las últimas décadas”.
La XLI Semana de Humanidades está organizada por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, con la colaboración de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) y el Colegio de Abogados de Bizkaia. El tema de este año es el envejecimiento saludable.