Bilbao, mayo de 2014.- ¿Cómo resolver este largo y cálido verano? Esa pregunta surge, año tras año, en miles de hogares donde se plantea la conciliación de la vida familiar y laboral en su cénit: un mes de descanso laboral versus los tres meses de descanso veraniego de los estudiantes. Según datos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, un 36% de los abuelos españoles cuida a diario a sus nietos y un 17% más lo hace durante las vacaciones, lo que refuerza una realidad candente: el tiempo libre infantil resulta problemático en nuestra sociedad.
Ante esta realidad, florecen una ingente variedad de fórmulas que, en ocasiones, llevan a la confusión a los progenitores. ¿Qué hacer con los niños este verano?, se preguntan. Los ‘coles de verano’ (las mismas instalaciones en las que han estudiado durante el invierno, el madrugón también es el mismo, pero las aulas son ahora para jugar y divertirse…), ludotecas y guarderías infantiles, abiertas en julio y agosto, son otra alternativa, junto a los socorridos abuelos y las niñeras.
En busca de respuesta a esta cuestión, el ciclo de conferencias Encuentros con la Salud ha promovido una charla “Campamentos de verano, divertidos y saludables”, dirigida por Marian Municio, médico Adjunto del Hospital Universitario de Cruces y profesora Titular de Pediatría de la U. Docente de Cruces UPV/EHU. La conferencia, gratuita y abierta al público, se ha celebrado ayer en la biblioteca Bidebarrieta de la capital vizcaína.
¿Es aconsejable que mis hijos acudan a un campamento de verano en el caso de tener un problema de alergia…? Marian Municio responde a esta inquietud, sustentada en una realidad: de 800.000 a 1.000.000 de niños españoles padece alguna alergia. “Los niños alérgicos no deberían tener ningún problema para acudir de campamento siempre que estén bien controlados por su alergólogo y tengan unos conocimientos mínimos de auto-cuidado. Si no son capaces –o son demasiado pequeños para hacerlo…–, los padres deben presentar un informe médico en el que se detalle las causas de sus alergias, las reacciones que puede presentar y el tratamiento a seguir”.
Subraya la conferenciante que“lo primero y fundamental es que los responsables del campamento conozcan el problema del niño y los alérgenos que se deben evitar, haciéndolo estrictamente. Los padres deben aportan un informe médico detallado y de los pasos a seguir en caso de problemas y dejar varios teléfonos de contacto en los que se les pueda localizar permanentemente. Los niños con alergias alimentarias deben llevar siempre un auto-inyector de adrenalina que se aplicará en caso de que el niño presente algún síntoma de alergia”.
La experta recuerda que “ha de saberse que existen una serie de documentos creados por la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica (SEICAP) en los que se detalla la atención al niño alérgico y los protocolos de actuación. Dichos documentos se pueden obtener en la web y están avalados por la Asociación Española de Pediatría”.
Así, la Asociación Española de Pediatría realiza las siguientes recomendaciones:
1. Mantener informada a la persona o personas responsables del niño sobre el tipo de alergia, tratamiento de la misma y precauciones a seguir
2. Conocer los componentes de todos los ingredientes que se incluyen en los platos que vaya a comer el niño con alergia alimentaria
3. Vigilar las comidas desconocidas
4. Llevar la medicación adecuada para cada caso: En el caso de los niños con rinitis o conjuntivitis deberán llevar durante todo el año el antihistamínico, en el caso de los asmáticos, el inhalador o para casos de alergia a alimentos, látex o picaduras de abejas o avispas, el antihistamínico, el corticoide o la adrenalina autoinyectable.
5. Ventilar las habitaciones durante el menor tiempo posible por cuidar el ambiente de la estancia.
6. Procurar un alojamiento libre de objetos que acumulen ácaros de polvo
7. Evitar los ambientes y suelos húmedos donde puedan acumularse hongos
Subraya Marian Municio que “en los campamentos pueden desarrollar habilidades sociales, aprenden a trabajar en grupo y a respetar el trabajo de los demás mientras respetan el entorno donde se encuentran. Sirven para potenciar la imaginación, la creatividad, la comunicación, el ejercicio físico y la capacidad de relación en el niño. Los niños ganan en autonomía, aprenden habilidades sociales y fomentan la integración mediante la convivencia», explica Marian Municio, profesora de Pediatría de la Facultad de Medicina de la UPV/EHU.
A la hora de elegir hay que tener en cuenta la edad, el entorno, las motivaciones de los pequeños y el dinero disponible. Entiende Marian Municio que “es importante conocer bien cómo son las instalaciones del campamento o del campus, si está al día en las licencias de funcionamiento, el programa de actividades, la formación de los monitores y el tipo de atención médica que ofrecen. Creo que lo fundamental es que el niño quiera salir de su entorno familiar y vivir una nueva experiencia, no se debería enviar de campamento a la fuerza”.
¿A qué edad es recomendable que los niños acudan?, es una de las preguntas que asaltan a los padres. “A partir de la edad prescolar y escolar aunque ello dependerá del tipo de campamento que los padres deseen”, puntualiza la especialista. “Se han desarrollado en los últimos años campamentos urbanos a los que se puede acudir desde los 4 años y que por lo general son estancias cortas en la que uno de los fines es conciliar la vida laboral y familiar que se ve alterada con las largas vacaciones escolares de los niños. Por otro lado existen los campamentos cuyo fin es aprender un idioma extranjero que irían enfocados a niños más mayores, a partir de la adolescencia temprana”.
Encuentros con la Salud es una iniciativa organizada de forma conjunta por la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, el diario El Correo, la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, y la agencia especializada Docor Comunicación.